En las montañas de Providencia – Luya, a más de 1,700 m de altitud, el café se cultiva con la misma dedicación que lo hicieron quienes vinieron antes.
Somos la familia Salazar Alva, y SALVA Coffee nace de ese legado: el trabajo paciente, el respeto por la tierra y el orgullo de seguir tostando lo que crece en ella.
Cada grano es cosechado a mano y tostado en pequeños lotes para conservar su carácter natural.
SALVA no solo une dos apellidos —representa lo que cuidamos y decidimos mantener vivo.